NARCOTRÁFICO: Tatuajes de animales: Identidad y estigma bajo la guerra del narcotráfico en Ecuador
AFP: Guayaquil, Ecuador. - Sus pieles están cubiertas por tatuajes con una fauna
singular: leones, tigres, lobos. Impronta de lealtad a bandas del narcotráfico
en Ecuador y a la vez estigma de persecución para desprevenidos amantes de esos
animales.
Al estilo de las maras
(pandillas) que sembraban terror en El Salvador, las bandas ecuatorianas marcan
sus cuerpos con tinta en honor a organizaciones bautizadas con nombres como Los
Lobos, Las Águilas, Los Lagartos, Los Tiguerones o Los Choneros, una de las más
poderosas cuyo líder se autoidentifica con un león.
Aliados a carteles mexicanos y colombianos, el creciente
poder y violencia del narcotráfico en Ecuador se manifiesta en la competencia
de una veintena de grupos antagónicos.
"Prefiero tener mi tatuaje siempre bajo la ropa por todo
el problema actual que se está viviendo en el país, el estigma, que te
señalen", dice
a la AFP bajo reserva un joven con un tigre grande en su espalda.
Nunca imaginó que haberse tatuado un animal se volvería
peligroso. "Te encasillan, te estigmatizan y piensan que si te vistes
de tal manera (…) ya eres de tal banda", explica el hombre.
Así es en Guayaquil, una ciudad portuaria y centro logístico
de las bandas narcotraficantes en el suroeste ecuatoriano.
Allí, los amantes de los tatuajes están bajo sospecha tanto
de pandilleros como de policías.
Los artistas trabajan con miedo a atender clientes vinculados
a bandas y sufrir la venganza de sus rivales. Algunos cerraron sus locales y
ahora tatúan a domicilio.
"Yo lo que hago es peinar (escudriñar) todas las
redes sociales de la persona que me escribió, para ver si de verdad califica o
no. Con tanto peligro literalmente tengo que ser como el FBI", explica Jean Paolo, artista tatuador
que prefirió reservar su apellido por temor a represalias.
"NARCOCULTURA"
Estas insignias entintadas trascienden el cuerpo y se instalan también
en paredes de cárceles, barriadas humildes y hasta sectores de clase media para
delimitar territorios criminales.
Efectivos uniformados borran de los muros símbolos asociados a una
guerra que día a día recrudece en Ecuador.
Entre 2018 y 2022, los homicidios se cuadruplicaron hasta alcanzar el
récord de 26 por cada 100,000 habitantes.
Durante redadas en zonas violentas, soldados y policías revisan a los
sospechosos debajo de las prendas en busca de tatuajes. También, se pesquisan
señas particulares entre los aspirantes a ingresar a los cuerpos de seguridad
para evitar potenciales infiltrados.
Es un tema de identidad y fidelidad a la organización, puntualiza a la
AFP el coronel Roberto Santamaría, jefe de la Policía en el distrito de Nueva
Prosperina, el sector más violento de Guayaquil. "La narcocultura hace
que se creen doctrinas, se creen historias y esta es una forma de reclutar a
menores para meterles en la cabeza que son parte de una estructura",
sostiene.
La moda que exalta al narcotráfico se expresa en tatuajes, pero también
en la música que ensalza la figura del traficante, gustos excéntricos como
tener animales exóticos de mascota o vistosas cirugías estéticas para las
mujeres de los capos.
En su celular, Santamaría guarda imágenes de tatuados con fusiles AK 47,
lágrimas de tinta negra, manos juntas que piden perdón y los infaltables
animales salvajes.
Reproduce un video escalofriante en el cual un sicario graba el momento
preciso en que dispara contra un joven.
"Cada una de estas organizaciones tiene un tatuaje en especial, por
ejemplo, Los Tiguerones se tatúan un tigre con una boina y estrellas que
representan la jerarquía" en esa organización, explica Santamaría.
CORRE
SANGRE Y TINTA
Dentro del violento sistema carcelario de Ecuador, un tatuaje puede ser
la diferencia entre la vida o la muerte. Los choques entre bandas rivales
registran la masacre de unos 460 presos desde 2021, algunos desmembrados a
golpe de machete, decapitados o incinerados vivos.
Antes de ingresar a prisión, los reclusos "se identifican con la
simbología tatuada para que no les pongan en un pabellón que es contrario, por
ejemplo, porque saben que en el momento en que ingresan a ese pabellón van a
morir", sentencia Santamaría.
Con el miedo crece la necesidad de borrar estas marcas asociadas a la
guerra. Como trabajando sobre un manuscrito, los tatuadores se las ingenian
para cubrir con nuevos diseños los 'dibujos malditos'. Los más adinerados
acuden a clínicas especializadas para eliminarlos con sistema láser.
Las bandas y sus alianzas con otros grupos han ido mutando, así como sus
tradicionales diseños gráficos, según fuentes consultadas.
En ciertos contextos, un "signo distintivo de estas bandas (...)
es muerte segura", sentencia el tatuador Jean Paolo.
Después de este primer día dedicado a los peligros
potenciales de una IA más avanzada, se esperan representantes políticos de alto
nivel el jueves en Bletchley Park.
Por: Enrique Ortiz.
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