ciencia: Los rostros de las personas evolucionan para adaptarse a sus nombres
EUROPA PRESS: Madrid, España.
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Un nuevo estudio publicado en PNAS (Proceedings
of the National Academy of Sciences) ha descubierto que el rostro de
una persona tiende a evolucionar para adaptarse a su nombre.
Los
investigadores intentaron determinar si los padres eligen el nombre de un bebé
basándose en lo que parece adecuado para la apariencia del bebé, o si el
proceso es al revés, es decir, que, con el paso de los años, la apariencia facial del individuo cambia para
coincidir con el nombre que le dieron sus padres.
El equipo de
investigación estuvo dirigido por el Dr. Yonat Zwebner, el Dr. Moses Miller y
el Prof. Jacob Goldenberg de la Escuela de Negocios Arison de la Universidad
Reichman, junto con Noa Grobgeld y la profesora Ruth Mayo de la Universidad Hebrea.
En el estudio, se pidió a niños de 9 a 10 años y
adultos que relacionaran rostros con nombres. Los hallazgos revelaron que tanto
los niños como los adultos relacionaban correctamente los rostros de los
adultos con sus nombres correspondientes, significativamente por encima del
nivel de azar. Sin embargo, cuando se trataba de rostros y nombres de niños,
los participantes no pudieron hacer asociaciones precisas.
En otra parte del estudio, un sistema de aprendizaje automático se
alimentó con una gran base de datos de imágenes de rostros humanos. El
ordenador reconoció que las representaciones de los rostros de adultos con el
mismo nombre eran significativamente más similares entre sí que las
representaciones de los rostros de adultos con nombres diferentes. Por el
contrario, no se encontró ninguna similitud significativa entre los niños con
el mismo nombre en comparación con los niños con nombres diferentes.
PROFECÍA AUTOCUMPLIDA
Los investigadores concluyeron que la similitud entre el rostro de una
persona y su nombre es el resultado de una profecía autocumplida. La apariencia
facial cambia a lo largo de un largo período de tiempo para alinearse con los
estereotipos sociales asociados con el nombre. Estos estereotipos pueden
formarse de muchas maneras, por ejemplo, porque el nombre está vinculado a una
figura famosa o debido a las connotaciones de un nombre bíblico.
El Dr. Yonat Zwebner, de
la Escuela de Negocios Arison de la Universidad
Reichman, afirma: "Nuestra investigación destaca la importancia
más amplia de este efecto sorprendente: el profundo impacto de las expectativas
sociales. Hemos demostrado que los constructos sociales, o estructuraciones,
existen, algo que hasta ahora ha sido casi imposible de comprobar
empíricamente.
"La estructuración social es tan fuerte que puede afectar la apariencia de una persona. Estos hallazgos pueden indicar hasta qué punto otros factores personales que son incluso más importantes que los nombres, como el género o la etnia, pueden determinar en qué se convierte una persona cuando crece".
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