De perturbación tropical hasta huracán: La evolución de los ciclones tropicales
SANTO DOMINGO, RD. - Escuchar
la palabra ciclón tropical suele
a veces llevar a pensar que se trata de un fenómeno
atmosférico de gran potencial, sin que necesariamente llegue a ese
punto.
Listín
Diario consultó las definiciones que tiene la Oficina Nacional de
Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA,
en inglés) de Estados Unidos, en
su portal, y a continuación sintetiza algunas de estas.
Los ciclones tropicales son sistemas de
baja presión que se forman sobre aguas
cálidas, pasan por una serie de fases antes de convertirse en los poderosos
huracanes que conocemos. Este proceso de evolución comienza con una perturbación tropical, una masa de nubes y
tormentas eléctricas que carece de una circulación cerrada.
Cuando una perturbación tropical desarrolla una
circulación cerrada y sus vientos máximos sostenidos en superficie alcanzan
hasta 39 millas por hora (34 nudos o 17 metros por segundo), se convierte en
una depresión tropical. En esta
etapa, el ciclón comienza a organizarse, aunque sus vientos todavía no son lo
suficientemente fuertes para ser clasificados como tormenta.
Cabe destacar que cuando
ya es depresión tropical se le
asigna un número, y cuando tiene los vientos de tormenta se cambia por el
nombre que corresponda en la lista de los huracanes.
A medida que los vientos
se intensifican y superan las 39 millas por hora (entre 64 a 117 kilómetros por
hora), el sistema se convierte en una tormenta
tropical. Es en este punto que recibe un nombre oficial, elegido de una
lista predeterminada que rota cada seis años. Este nombre no solo identifica al
ciclón, sino que también permite a los meteorólogos y al público seguir y recordar la tormenta con mayor facilidad.
Si los vientos del ciclón
alcanzan las 74 millas por hora (119 kilómetros por hora) , el sistema se
clasifica como un huracán en el
Atlántico o el Pacífico Oriental, o como un tifón en el Pacífico
Occidental. Estos fenómenos son conocidos por su devastador impacto, ya que sus
vientos y lluvias torrenciales pueden causar graves daños y pérdida de vidas.
La historia de cómo se
nombran estos ciclones tropicales ha
evolucionado a lo largo del tiempo. Antes del siglo XX, los huracanes eran
nombrados de manera informal, inspirados en fiestas de santos, nombres de
barcos o incluso políticos impopulares. En 1950, el Centro
Nacional de Huracanes comenzó a utilizar un sistema oficial de
nombres, primero utilizando nombres en clave y luego nombres femeninos. En
1979, la Organización Meteorológica
Mundial asumió la responsabilidad de la denominación y comenzó a
alternar entre nombres masculinos y femeninos.
Actualmente, se utilizan seis listas de nombres que rotan cada año.
Si una tormenta es particularmente destructiva, su nombre es retirado
permanentemente para evitar confusiones futuras. Ejemplos recientes incluyen Harvey, Irma, María y Nate, que fueron
retirados tras la devastadora temporada de huracanes de 2017. Además, si una
tormenta se desplaza entre diferentes cuencas oceánicas, mantiene su nombre, a
menos que se disipe y se reforme como una nueva perturbación tropical.
Actual temporada ciclónica
En la temporada de huracanes en la cuenca atlántica se
han formado hasta ahora cuatro tormentas tropicales con nombre: Beryl,
Alberto, Chris y Ernesto.
Beryl fue el primer poderoso huracán formado en esta temporada llegando a categoría 5, causando daños
en el Caribe, México y parte de Estados Unidos.
A raíz de este fenómeno que tiene récords de formación temprana,
en julio pasado la Universidad Estatal de Colorado aumentó el pronóstico a 25
tormentas con nombre, de las cuales 12 alcanzarían fuerza de huracán y seis se
convertirían en huracanes importantes.
Previamente se preveía la formación de 23 tormentas con nombre, de las
cuales 11 se convertirían en huracanes y cinco se convertirían en huracanes
importantes.
Por: la Redacción.
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