ESPECIAL GDA: ¿Cómo mantener a los niños y adolescentes lejos de las pantallas?
GDA:
O Globo. Brasil. - El año pasado, la autoridad máxima en salud
pública de los Estados Unidos, Vivek Murthy, publicó un informe que deja en
claro que no hay "evidencias suficientes para determinar si las redes
sociales son suficientemente seguras para los niños y adolescentes”. Las
manifestaciones son importantes — otras de este tipo, como las que destacaron
los riesgos del tabaquismo, tuvieron profundo impacto en el modo en que la
sociedad piensa el tema.
Dos
meses después un informe de la Unesco destacó los efectos
nocivos de las pantallas en el desempeño de los alumnos. El documento mostró
que 1 de cada 4 países ya tiene normas para restringir el uso de
celulares en las escuelas.
Los
alertas ponen sobre la mesa un debate que tiene aires de urgencia para las
entidades médicas y de protección de la infancia y adolescencia. Finalmente
¿cuáles son los riesgos y qué se debe hacer para reducir el uso de pantallas
y redes sociales entre los más jóvenes?
Los
diarios que integran el Grupo de Diarios América, realizaron una inmersión en
el tema en los últimos meses escuchando especialistas, familias, escuelas y
autoridades de nueve países latinoamericanos. Estos son los resultados:
Riesgos
Daniel
Becker, pediatra, sanitarista y profesor del Instituto de Estudios en salud
Colectiva de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), explica que aún
se irá develando mucho más con el tiempo sobre los efectos, pero las investigaciones
de la última década ya revelaron impactos nocivos que van desde
problemas en la cognición hasta riesgos por el contenido que se difunde en las
redes:
“Lo
que hoy sabemos es pésimo. Desórdenes cognitivos, pérdida del aprendizaje,
conductas alteradas, sedentarismo, miopía, debilidad muscular, perturbación del
sueño, aislamiento social progresivo. Todo esto agravado por los riesgos de
ideologías extremistas, publicidades nocivas, constante comparación con los
demás, promoción de dietas absurdas, fake news, estafas, pedofilia y todo lo
que circula sin frenos por las redes”,
dijo.
Este
mes, una revisión de 12 estudios que evaluaron adolescentes de 10 a 19
años por medio de un examen de resonancia cerebral, realizado por
investigadores del University College of London, en el Reino Unido, mostró que
aquellos con dependencia a internet sufren alteraciones en el cerebro y cambios
de conducta asociados a la capacidad intelectual, coordinación física, salud
mental y el desarrollo.
Según
el especialista peruano en psicología de las adicciones Miguel Vallejos Flores,
la adicción a las redes sociales y al uso prolongado de dispositivos
electrónicos puede alterar la química cerebral, causar cambios en la conducta y
resultar en una dependencia psicológica significativa. Estos
vicios tecnológicos estarían relacionados a la búsqueda de gratificación
instantánea y de interacción social.
Abril
María Arias Taveras, psicóloga clínica, terapeuta familiar y ex-presidenta del
Colegio Dominicano de Psicólogos, en República Dominicana, afirma que ya llegó
a presenciar la falta de control de esfínteres, o sea, niños
haciendo sus necesidades fisiológicas en las sillas para no soltar los
aparatos. Ella observa agresividad, disturbios del ciclo del sueño, déficit en
la atención y deficiencias visuales, como problemas que ve en su consultorio
debido al uso excesivo de dispositivos. También trató a niños que agredían a
sus familiares cuando estos decidían sacarle los aparatos.
Además,
surgen cada vez más relatos del mal uso por niños y adolescentes, que
muchas veces parecen no tener dimensión de los impactos causados por las
herramientas que tienen en sus manos.
En
Perú, en 2023, un grupo de estudiantes del colegio privado St. George's College
modificó con inteligencia artificial fotos y videos de las redes sociales de
sus compañeros para transformarlos en material pornográfico, que
fue vendido por hasta 8 dólares.
La
abogada peruana especializada en protección de datos Virginia Nakagawa alerta
sobre los cada vez más comunes y peligrosos desafíos digitales.
“Cada
semana son creados nuevos peligrosos desafíos virales y no hay una estrategia
clara para reducir la exposición de los menores a esos contenidos”, dice. Por ejemplo, en 2022, cinco adolescentes de
Huánuco fueron internados luego de intentar un desafío viral llamado
"desafío del Desmayo", en el que se comprime el cuello. Una de sus
compañeras mencionó que estaban imitando un video de TikTok.
Del
2020 a abril de 2024, fueron denunciados 1.879 casos de
ciberbullying en instituciones educativas en el portal SíSeve,
aplicación del Ministerio de Educación del país.
El
estudio "Suicidio en adolescentes en Uruguay" indica
que un tercio de los adolescentes entrevistados afirmaron que sus padres "no
conocen sus problemas y preocupaciones" y que hay un
problema de comunicación entre adultos y adolescentes porque "las
pantallas nos aíslan".
Según
un informe presentado por la ONG Centros Comunitarios de Aprendizaje de
Venezuela, durante el año 2023, fueron contabilizados 191 casos de riesgo
de suicidio en niños y adolescentes del país, lo que representó un aumento del
17,9% en relación al año 2022, cuando la organización documentó 162 casos. Un
trabajo del Ipys Venezuela destaca que esos datos son un alerta para los padres
en relación al uso de las redes sociales y pantallas, de manera general.
Frente
a tantos riesgos, surgen iniciativas en la dirección opuesta y que han
resultado acertadas. Desde las escuelas, hasta las familias y el poder público,
son muchos los frentes en los que sectores de la sociedad civil, se han
desempeñado para revertir el problema.
Escuelas
Según
la visión de los especialistas, es
importante postergar el acceso a las redes sociales al menos para lo mínimo
recomendado por las propias plataformas: 13 años. Sin embargo, en una realidad
en que cada vez más niños tienen acceso, y que el uso entre adolescentes
es extremadamente elevado, uno de los frentes que ha crecido es el de la
educación mediática.
En
Brasil, el programa EducaMídia, del Instituto Palavra Aberta, que actúa en la
capacitación de profesores y organizaciones de enseñanza, enseña a verificar
los contenidos, analizar críticamente lo que circula, a pensar cuál es su
responsabilidad como productor y divulgador de contenido.
Pero
el punto principal que involucra el papel de las escuelas, es la prohibición
de los celulares durante el período de clases. Países como Portugal,
España, Suiza y algunos estados norteamericanos como Florida, ya adoptaron
estas medidas. En la mayoría de países que integran el GDA aún no hay una
decisión nacional sobre el tema, quedando a los estados, municipios y hasta a
las escuelas, aisladamente, decidir qué hacer al respecto.
Río
de Janeiro fue la capital pionera al
implementar la medida en Brasil este año. El secretario de educación local,
Renan Ferreirinha, dice que la experiencia ha sido positiva.
“Vimos
una adhesión muy fuerte entre familias y educadores. Muchos padres me dicen
‘qué bueno que ustedes están intentando esto, porque en casa yo ya perdí esa
batalla’. Los alumnos de hasta 10 años tienen una adaptación muy rápida. Para
los adolescentes, el comienzo es más difícil, lo que es esperable, pero es un
proceso de creación de una cultura. La escuela es un lugar para aprender a
convivir, y los jóvenes se estaban quedando muy aislados en las propias
pantallas aún durante los recreos, sin jugar, sin conversar, interactuar, lo
que es esencial para el desarrollo”,
dice Ferreirinha, que defiende la idea de que Brasil comience una discusión a
nivel nacional.
Un
camino similar debe adoptar la capital argentina. El Ministerio de
Educación de Buenos Aires publicará una resolución para regular el uso
de los celulares en las escuelas, limitando su uso en la educación infantil y
primaria y creando reglas más rígidas para la educación secundaria.
De
acuerdo con el documento, los niños no podrán usar los
dispositivos ni durante las clases ni en los recreos. Para los
contenidos que incluyan herramientas tecnológicas, serán utilizados los
dispositivos de la institución. En el caso de la educación secundaria, los
teléfonos y tablets deberán permanecer guardados durante las horas de clase,
excepto en las actividades pedagógicas planificadas.
La
mexicana Luz María Guzmán, directora general de una escuela particular del
municipio de Cuauhtémoc, resalta que el celular se está convirtiendo en un
problema muy serio y, en la Ciudad de México, al menos en la dirección
operativa a la que ella pertenece, el uso se ha restringido en el interior de
las aulas.
“El
problema del uso del celular o tablet en la escuela es grave. Se
vuelve más agudo al inicio de la adolescencia, cuando los jóvenes necesitan
socializarse más y hay necesidad de una mayor comunicación con los compañeros”, considera Guzmán.
En
Puerto Rico, la secretaria del Departamento de Educación, Yanira Raíces Vega,
reconoció que este es un tema complicado, con sus pros y contras, porque
"el celular puede ser útil, pero también puede ser una distracción si no
se utiliza y administra bien". Sobre la posibilidad de
prohibir el uso en la escuela, ella dice que aún “es un tema con el
que estoy empezando a familiarizarme". Por ahora, el sistema educativo
público del país adopta un reglamento que permite el uso de celulares u otros
equipos sólo para fines académicos.
Mientras
no surjan políticas nacionales, algunas escuelas, especialmente en el sector
privado, están limitando la presencia de los celulares. Es el caso del
Instituto Victoria Ocampo, localizado en la provincia de Buenos
Aires, que desde comienzos de este año decidió, con el acuerdo de los
padres, restringir el uso de smartphones en las aulas. Los alumnos dejan el
celular en un canasto al entrar y sólo lo retiran al final del día -
manteniendo la prohibición durante los intervalos y recreos.
“Los
alumnos nos dijeron que no sabían de qué conversar con sus compañeros cuando
estaban físicamente con ellos. Ellos sólo se conectaban a través de las
pantallas. Muchos niños hasta presentaban síntomas de ansiedad y estaban en
tratamiento por este problema”,
cuenta Verónica Caputi, directora de Innovación del Instituto Victoria Ocampo.
Las
madres y padres percibieron los beneficios:
“Veo
que esto es algo muy positivo. Pude observar que mi hijo menor tiene más
material en sus carpetas y veo que incluso llega a la escuela más feliz. Pienso
que usar el teléfono los hizo sentirse más solos. Ellos tenían amigos pero del
otro lado de la pantalla, sin poder conversar, sin mirarse a los ojos o reírse
juntos”, afirma Valeria Marrapodi,
madre de dos hijos, Nicolás de 18 y Federico de 14, que frecuentan el Instituto
Victoria Ocampo.
La
idea de usar los aparatos para complementar lo dado en el aula, aunque
en teoría sea excelente, es más complicada en la práctica.
“Es
muy difícil para el profesor utilizar el aparato con fines didácticos, porque
el niño no tiene autorregulación. Ellos están en una clase de Geografía y la
profesora puede decir: ‘vamos a buscar un mapa en Google’, eso complementaría
el contenido, pero el niño además de hacer lo que la profesora está pidiendo,
empieza a sacar fotos a los compañeros, mandar mensajes a un niño de otro
grupo...”, dice Luz María Guzmán.
Sin
embargo, algunos educadores aseguran sacar provecho de la tecnología en el
aula. Para la profesora de inglés y presidenta del Sindicato Nacional de
Educadores y Trabajadores de la Educación (Unite) de Puerto Rico, Liza
Fournier, “el celular puede ser una herramienta muy poderosa en el aula y
aún más aquí en Puerto Rico donde el internet y el wifi no funcionan en las
escuelas o no alcanzan todas las regiones”.
“Creo
que debería ser utilizado con controles que deben ser previamente establecidos.
En mi clase, yo utilizo el celular con mis alumnos cuando queremos usar el
traductor, pero es bajo reglas preestablecidas”, dice Fournier.
De
cualquier forma, no basta con restringir o prohibir el uso en las
instituciones. Las escuelas necesitan que las familias hagan su parte.
Yidaira Medrano, directora de la escuela Primaria de la República Dominicana,
destacó que una de las mayores luchas que enfrentan los profesores es mantener
despiertos a los alumnos, ya que llegan al aula exhaustos por quedarse
despiertos hasta tarde manipulando aparatos.
“Los
padres deben tener un mayor nivel de compromiso porque es difícil cuando hay un
progenitor que dice que el hijo se fue a dormir a las dos o tres de la mañana
por quedarse jugando, situación que se refleja en la escuela. Es una de las
mayores luchas que tenemos: lograr mantener a los niños despiertos”, dijo.
Familias
Melina
Furman, doctora en educación y profesora de la Universidad de San Andrés, en
Argentina, recomienda establecer reglas dentro de las familias, como llegar a
un acuerdo sobre el tiempo máximo que puede ser usado por día en las pantallas.
Otro aspecto es retrasar al máximo la entrega del primer celular.
“Es
importante que tengan la madurez necesaria y una experiencia de vida fuera de
la virtualidad. Entonces será necesario establecer reglas para coordinar el
tiempo de uso, si pueden o no acceder a las redes sociales, si cargan el
celular afuera del cuarto, durante la noche. Y los adultos deben dar el
ejemplo: dejar el celular y comer mirándose a la cara, conversar y reír para
sostener el vínculo familiar”,
afirma.
Muchas
familias ya enfrentan luchas difíciles dentro de casa.
“Desde
pequeña, mi hija se sentaba y quería ver Youtube. Llegó al punto de no
compartir con nosotros. Cuando estábamos en la cocina y la llamábamos decía que
no ‘porque estoy ocupada’. A veces simplemente no contestaba. Si le decíamos
que no podía usar la tablet, se ponía de mal humor, respondía mal y hacía las
tareas de mala gana. Por eso empezamos a establecer límites y a buscar nuevas
actividades para hacer. Es un proceso continuo, estoy luchando con eso todavía
y ella ya tiene 9 años”, cuenta
Shadia Marchan, peruana.
El
mexicano Otávio, funcionario público y padre de Emanuel, de 10 años, explica a
su hijo las consecuencias del uso excesivo, como daños en la vista y en las
articulaciones de las manos.
“Busco
limitar el tiempo dedicado a tablets y celulares a dos horas por día, sólo
durante la tarde, evitando su uso en el auto, por los daños que pueden causar”, afirma. “Además, configuro los aparatos para
regular el brillo y el volumen, prohibiendo el uso de auriculares y
dispositivos de manos libres que puedan distraerlo y afectar su audición, y
sustituyo el celular o tablet por juegos de mesa y lectura de libros diariamente
durante 20 minutos”.
El colombiano
Alejandro Castañeda, padre y jefe del Centro de Internet Seguro-Vigías de
Red PaPaz (una red de padres, madres y cuidadores), cree que es importante que
la entrega de un dispositivo no sea hecha de un momento a otro.
“Dar
un celular a un adolescente debería ser parte de un proceso que empieza desde
mucho antes, en el cual nosotros, como padres, construimos un espacio para
conversar y comprender cómo utilizarlo; explicar la importancia de la
privacidad, los riesgos y las ventajas que pueden encontrarse en el
uso de internet, entre otros temas. Un celular no es un simple regalo”.
Entre
iniciativas que también son bien vistas, el pediatra Daniel Becker cita
movimientos de padres y responsables que crean comunidades con otras familias
que buscan preservar una infancia libre de pantallas.
“La
gran razón para entregar el celular tan tempranamente es eso de ‘todo el mundo
tiene, menos yo’. Eso lleva a muchos padres a dar el aparato tan prontamente
como a los 8 años, lo que es un absurdo. Pero cuando las familias se juntan
formando grupos de niños que no usan celular, ese argumento se pierde”, cuenta Becker.
Gonzalo
Arauz es padre de un chico de 8 años y fundador del movimiento Infancia Sin
Smartphones, en Argentina, inspirado en la organización británica
Smartphone Free Childhood.
“Es
una iniciativa para demorar la entrega de smartphones a los niños. Yo venía
leyendo sobre problemas de concentración, falta de sueño, juegos de
azar, grooming, cyberbullying, entre otros problemas asociados
al uso indebido del celular y sentí que era hora de hacer algo. Aunque mi hijo
no tenga un aparato, yo quería hacer algo antes que sus amigos empezaran a
tener el suyo. Hice un comentario en el grupo de WhatsApp de la escuela y
varios padres y madres se sumaron”,
cuenta.
Aplicaciones
como Family Link, Screen Time y Moment también son herramientas útiles para
ayudar a los adolescentes a controlar y reducir su tiempo de pantallas. Estas
permiten establecer límites diarios, monitorear el uso y promover pausas
regulares.
Poder público
En
Brasil el gobierno federal creó el Departamento de Derechos en la Red y
Educación Mediática, que entre otras medidas, elabora la primer guía oficial
para el uso consciente de pantallas y dispositivos digitales de niños y
adolescentes. El grupo de trabajo destinado a la creación del documento
involucra siete ministerios y 20 organizaciones de la sociedad civil. Está
previsto que esté listo a fin de este año.
Ricardo
Horta, licenciado en Neurociencias y doctor en Derecho, que participa en la
elaboración de la guía, afirma que el documento es importante para elucidar,
por ejemplo, las diferencias entre mirar mucha televisión y dedicar ese mismo
tiempo a redes como Instagram y TikTok.
“Hay
una comparación a la llegada de la televisión, como si fuera un pánico
pasajero. Pero hay investigaciones específicas que muestran que el tiempo de
pantalla no es un factor único. Si pasas una hora mirando un contenido
específico, que ha pasado por una curaduría y es para un público de edades bien
definidas, el impacto es muy diferente, a pasar una hora en una red social,
donde hay de todo lo que se pueda imaginar”, dice.
Uno
de los problemas, afirma, es que los medios son desarrollados para capturar
la atención del usuario de manera progresiva:
“Cuando
el tiempo es infinito y los contenidos apelativos son priorizados por un
algoritmo, es algo extremamente diferente. Dependiendo del contenido, basta un
minuto para crear un trauma. No es tanto una cuestión de tiempo, sino de
un efectivo control parental y un contenido adecuado a la
edad”, explicó.
En
general, en la mayoría de los países, los gobiernos federales, las carteras de
educación y los poderes legislativos todavía no han logrado llegar a un acuerdo
sobre cómo manejar la cuestión de las pantallas en niños y
adolescentes. Y hay otro punto de discusión: la desigualdad social
sigue siendo un problema común en Latinoamérica, que se refleja en el acceso a
internet. Mientras algunos niños están adictos a las pantallas, otros no tienen
ninguna familiaridad con la tecnología.
Juan
Martín Pérez, coordinador de la organización Tejiendo Redes Infancia en
Latinoamérica y Caribe, alerta sobre el cuidado que hay que tener, porque no es
lo mismo reducir el uso de tablets o celulares a menores de clase media o alta,
que poseen otros medios para aprender o desarrollar conocimientos, que a los
niños en condiciones precarias que no tienen otras formas de aprender y
desarrollar conocimiento o de acceder a la información.
Lo
mismo alerta el ex-ministro de educación de Perú, Daniel Alfaro: “No
funciona limitar y prohibir, principalmente en hogares de clases
socioeconómicas D y F, porque es complicado el acceso a esos dispositivos, como
a internet. Pero ellos tienen el derecho al acceso principalmente para
desarrollar sus competencias digitales”.
El
viceministro de Educación de Colombia, Óscar Gustavo Sánchez Jaramillo, destaca
que en el país hay casos de escuelas rurales donde el celular es la única
oportunidad de acceso a internet, y que por medio de ellos se desarrollan
prácticas pedagógicas innovadoras que incluyen, por ejemplo, juegos
matemáticos, metodologías de investigación o creación artística. De esta forma,
según él, el celular es, muchas veces, una oportunidad. Por eso, es necesario
evaluar la particularidad de cada escuela y, a partir de ahí, adoptar las
medidas.
Plataformas
De
acuerdo con la investigación TIC Kids Online Brasil 2022, el
95% de los jóvenes entre 9 y 17 años son usuarios de internet en el país, 88%
de ellos tiene perfil en las redes sociales. El porcentaje es alto aún entre
los de 9 y 10 años (68%), aunque las plataformas no permitan oficialmente que
menores de 13 tengan una cuenta en las redes.
El Kids
Online en Uruguay, publicado en diciembre de 2023, mostró que entre
los 9 y 12 años TikTok es, por lejos la red social favorita, utilizada por el
72%. Después le sigue Instagram, con el 39%, Discord, con el 27%, Twitch
también con el 27% y Twitter, con el 16%.
El
estudio revela que la principal actividad de los niños en las redes sociales es
conversar con familiares, amigos, conocidos y hasta con extraños. El 14% afirmó
que "generalmente acepta a todos" los pedidos de amistad, 13%
acepta a aquellos que tienen amigos en común, 36% apenas se conocen
personalmente y 30% apenas, se conocen "muy bien". Además, el
estudio revela que 33% de los niños entrevistados ya ha tenido una experiencia
negativa por internet.
En
este sentido hay dos principales atribuciones a las plataformas: control
de la edad, haciendo valer la regla y la moderación del contenido retirando del
aire publicaciones nocivas.
En
relación al criterio etario, las empresas no solicitan una comprobación, como
por ejemplo la presentación de un documento, a la hora de crear un perfil. Por
eso muchos niños logran acceder a plataformas brindando información falsa.
Tanto Meta,
responsable de Facebook y de Instagram, como TikTok, alegan tener
mecanismos para identificar la presencia de niños en las redes y excluir los
perfiles, como revisores humanos que analizan denuncias y técnicas de
inteligencia artificial que reconocen patrones de uso y publicaciones
para estimar la edad del usuario – como alguien que hace una
publicación celebrando haber cumplido menos de 13 años. TikTok alega haber
removido cerca de 76,5 millones de cuentas por sospecha de haber burlado el
criterio etario el año pasado.
Sobre
la moderación del contenido, son implementadas herramientas semejantes, para
sacar del aire los posteos que no respeten las reglas de la plataforma. Además,
fueron creadas medidas de control parental, como la posibilidad de definir un
tiempo máximo de acceso y la supervisión del contenido por los padres.
Pero
no es difícil encontrar publicaciones que violen estas directivas.
Un experimento realizado por el Centro de Combate al Odio Digital de los
Estados Unidos, que simuló el perfil de un joven de 13 años, identificó que en
apenas 30 minutos la página “For You” – sección que recomienda algoritmicamente
el contenido a los usuarios – sugirió videos que fomentaban la auto-mutilación,
el suicidio y trastornos alimenticios.
“La
pregunta es si las empresas hacen todo lo que pueden. Las herramientas existen,
pero no existe ninguna obligación legal para que sean utilizadas de forma
efectiva. Si eso cambiara, habría una obligación que las movilizaría porque
estarían en riesgo de tener que responder jurídicamente por eso”, dice Ricardo Horta, licenciado en Neurociencias y
doctor en Derecho.
Él
cuenta que esto ha motivado discusiones en todo el mundo. En
general lo que ha surgido, pone foco en dos alternativas: la primera es obligar
por ley el corte etario, o sea, asegurar que no haya perfiles de menores de 13
años, sancionando a la red en caso de que continúe permitiendo perfiles con
edades inferiores. La segunda pasa por la obligación de implementar más medidas
y de manera efectiva, para garantizar que el ambiente de las plataformas sea
seguro para los niños.
Estrategias
para ayudar a las familias a manejarse con las pantallas
Por: Bernardo Yoneshigue.
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