A sus 13 años Christian lucha por volver a caminar y su familia pide ayuda para sus medicamentos
Santo Domingo, RD. - Con
tan solo 13 años de edad, Christian Rodríguez Beltré lidera varias batallas.
Tiene limitaciones por ser sordomudo, sufrir de epilepsia y estar bajo el
espectro autista, lo que no le permite comunicarse y socializar como un menor
de su edad.
Es
el más pequeño de dos hermanos; reside con su madre en Las Américas, en una
humilde residencia con las paredes deterioradas y cuenta con una cama donde
duerme junto a su progenitora Francisca Asunción Beltré Ogando, de 52 años de
edad.
Su madre no cuenta con un
empleo que le garantice la alimentación y el cuidado que necesita el pequeño;
además, donde residen es un pequeño cuarto donde pagan RD$ 5,000 cada mes.
"Yo no trabajo; solo
limpio casas un mal día y tengo que pagar por este humilde cuarto RD $5,000
mensuales", afirmó Beltré Ogando.
La señora pide la ayuda
de la primera dama Raquel Arbaje,
para que esta le brinde los medicamentos y un hogar para su hijo.
"La señora
Raquel Arbaje que me ayude; necesito un mejor lugar para vivir con mi niño y él
necesita llevar su tratamiento con sus medicamentos",
indicó entre lágrimas.
El menor llegó hace dos
meses a la sala de intensivos del Hospital
Infantil Robert Reid Cabral afectado por un fuerte dolor en los
riñones que le impedía orinar, teniendo que ser auxiliado por oxígeno durante
quince días para poder respirar.
Añadió que al menor le
indicaron unos medicamentos que resultan costosos y se le ha dificultado
cubrirlos.
"Me le
pusieron un medicamento que se llama cheltin
folic y otra que se llama haloperidol;
eso da RD $1,800 y pico, casi RD $2,000",
dijo la señora.
Beltré Ogando expresó que
anhela que su pequeño pueda caminar para que a pesar de sus limitaciones pueda
disfrutar de su adolescencia y no se encuentre postrado en una cama la cual le
ha ocasionado llagas en su espalda.
Su madre contó que antes
de ser internado Christian estudiaba en la Escuela
Nacional para Sordos en la que aprendió a comunicarse con su padre,
quien en el centro recibió talleres para entender a su hijo.
Por: Rosa Luna.
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