DIVULGACIÓN CIENTÍFICA: Lo que es hoy República Dominicana fue el hogar de los samaneces, los primeros humanos que poblaron las Antillas hace casi 5,500 años
Santo
Domingo, RD. - El hallazgo arqueológico que se conoció
en agosto de 2022, en el Monumento Natural Cabo, en la zona oriental de la
península de Samaná, ha resultado ser mucho más significativo de lo que se
anticipaba. Con una gran parte de las pruebas concluidas, los materiales
arqueológicos levantados han proporcionado evidencia contundente: lo
que es hoy República Dominicana fue hogar de los primeros seres
humanos que poblaron las Antillas hace casi 5,500 años, rebatiendo la
creencia previa que tenían los expertos de que solo eran unos 3,000 años.
La
migración de arcaicos fue denominada “samaneces” (en honor al
lugar del hallazgo, la provincia de Samaná) de tradición casimiroide o
mordanoides.
“Al principio cuando empezamos a excavar que fue cuando hablamos con
vosotros antes de hacer las pruebas de carbono 14, habíamos estimado una
antigüedad ya muy avanzada de más de 3,000 años y para sorpresa nuestra después
de los análisis de carbono 14, que hemos hecho como más de 20 pruebas, los
resultados han sido impresionantes porque nos han dado una población de hace
5,500 años”.
Esta
población fue localizada en las excavaciones arqueológicas de la “Cueva funeraria de Daniel” y el “Abrigo
de Daniel”, un lugar que fungió como habitación y que posteriormente,
motivados por la presencia de una enorme roca con forma de cabeza de iguana o
de tortuga, según explica López, lo utilizaron como área ritual que se
convirtió más tarde en un cementerio, que “es el más antiguo que se ha
encontrado en las Antillas y está en República Dominicana”.
Fotografía muestra área de excavación en el Abrigo de Daniel./
“Uno de los
primeros sitios donde llegaron fue precisamente a Samaná. Eso de que vivían en
cuevas nos hemos dado cuenta que no es cierto, o sea, las cuevas las podían
utilizar, pero no como su vivienda habitual. Ellos utilizaban estos abrigos de
los grandes farallones para proteger las viviendas que construían. Encontramos
una cabaña que tiene siete metros de largo por casi 480 de ancho y hemos
encontrado al menos cuatro pisos de uso, uno encima del otro y que luego
pasaría a ser un cementerio”, detalla
López.
De la
totalidad, 11 individuos son adultos, dos juveniles, 12 infantiles menores de 5
años y uno perinatal.
Fotografía muestra individuos inhumados en fardos
funerarios del Abrigo de Daniel y la Cueva Funeraria de Daniel./Cortesía
del arqueólogo Adolfo López
Las
posiciones en que se inhumaron a los individuos indican que existieron sistemas
de enterramiento en el lugar.
“El más
representativo es el que sugiere que los cadáveres fueron enfardados, dada la posición de los esqueletos con los brazos extendidos
colocados sobre las costillas y el cráneo encajado entre los omóplatos”, dice
López.
Fotografía muestra detalle de individuo arcaico del Abrigo de Daniel con la cabeza encajada entre los omóplatos./
Fotografía muestra detalle de individuo arcaico del
Abrigo de Daniel con la cabeza encajada entre los omóplatos./Cortesía
del arqueólogo Adolfo López
El estudio
de los esqueletos dedujo que estos primeros habitantes de la isla tuvieron
fracturas en los huesos que se curaron en vida.
“Se observó una especial robustez en los huesos de los brazos y del
torso de algunas personas adultas lo que es coherente con la práctica de
actividades físicas, como pueden ser, entre otras, las derivadas del manejo de
los remos en las canoas para pescar o navegar largas distancias”.
Precisa
que el abrigo no fue habitado de manera permanente tras su uso como
cementerio, pero “sí sirvió de lugar de refugio o de paso
durante el periodo prehispánico”.
En
esa área se celebraron comidas y ceremonias funerarias relacionadas con
rituales de enterramiento.
“Una pieza triangular que se asemeja a la forma del pubis femenino se localizó en el nivel superficial del abrigo y otros objetos relacionados con la fertilidad”, señala.
Fotografía muestra ídolos triangulares./
¿De dónde vinieron?
López asegura, de acuerdo
a las pruebas de ADN, que el grupo llegó del Sur de Belice y de Centroamérica.
“La Universidad de Harvard durante más de un año ha estado estudiando el ADN de estos esqueletos, pero llevaban 20 años tratando de encontrar resultados y no había forma, y gracias a los esqueletos de Samaná se ha podido seguir la cadena de ADN hasta el Sur de Belice, en Centroamérica y se ha localizado además el grupo que fue el que dio el gran salto navegando hacia las Antillas Mayores y que se estableció, entre otros sitios, en la península de Samaná, o sea, que ha sido un hallazgo de primer orden a nivel mundial”, dice.
Fotografía muestra Monumento Natural Cabo Samaná./López dice que, muy antiguos con los mayas porque el grupo luego sube
por la península de Yucatán, se establece allí y genera la cultura maya. Luego,
cogen sus canoas y saltan y colonizan las Antillas, dando lugar a las primeras
culturas antillanas.
“Nos hemos dado cuenta que, contrariamente de lo que se pensaba, estos
primeros colonizadores de la isla de Santo Domingo no eran gente que venía en
balsas, de casualidad, ni que tenían un nivel cultural muy bajo, sino todo lo
contrario, eran gente que venía en grandes canoas, que organizaban ya grandes
expediciones hace 5,500 años, que tenían un nivel cultural muy alto, además con
los estudios hemos encontrado maíz en su dieta, lo que quiere decir que tenían
una agricultura… cosa que ya se empezaba a sospechar, pero ya por primera vez
hemos podido encontrar restos de maíz en los utensilios de 5,500 años”, detalla.
“Lo que nos ha regalado Samaná ha sido el conocimiento de que nuestros más antiguos ancestros en las Antillas eran personas que tenían un nivel cultural muchísimo más alto en el que se pensaba, un nivel de organización social elevadísimo y que no llegaron aquí por casualidad, vinieron aquí expresamente”.
Pero “¿por qué vinieron?”, se pregunta López y
explica que ha vivido cuatro años en la península de Yucatán y estuvo
trabajando todas las culturas de esa zona y se dio cuenta que las selvas de
allí son inhóspitas.
“Tú te metes a
trabajar en Yucatán y es arriesgándote a que te pique una de las cuatro
especies de serpientes venenosas de cascabel que hay allí y las ves que te
pasan cerquita. Yo tenía que ir con mi gente con jeringuillas para pinchar por
si les picaba también un alacrán y, de hecho, he tenido que pinchar varias
veces uno de ellos, y se me quedó uno con medio cuerpo paralizado. Luego hace
un calor insoportable, o sea, realmente la Península de Yucatán, aquellas
selvas son inhóspitas, o sea, vivir allí es dificilísimo y es durísimo”,
narra.
Esta, según él, fue la
razón principal por la que este grupo decide migrar.
“Llegan a la isla
de Santo Domingo donde no hay un animal venenoso, donde el ecosistema está
intacto y pueden conseguir comida donde vayan, donde podían cazar, un clima
suave, puntos donde abastecerse de agua, puertos seguros para sus canoas, o
sea, era el paraíso… entonces ¡claro! cuando ellos llegaron por primera vez lo
primero que hicieron fue volver para traer a sus familias y para contarles,
señores, hemos encontrado el paraíso y por eso, hace 6,000 años es cuando
empieza la verdadera colonización humana de las Antillas a gran escala. No es
un movimiento migratorio casual, es que realmente las posibilidades de
supervivencia y de vida que les ofrecía esta isla eran maravillosas que se
vinieron aquí a vivir corriendo”, narra.
Encontraron maíz
La alimentación de estos
habitantes, según los análisis dentarios realizados, está basada en las
proteínas derivadas de ingestión de cangrejos a base de machacar con los
dientes sus caparazones y las quelas.
La
pesca fue un elemento importante en su alimentación, así
como la caza de roedores endémicos de la isla de Santo Domingo.
El experto dice que
también hay una utilización de los caracoles terrestres, “cuyas conchas se contaron por miles en el
piso de uso (Caracolus excellens y Polidontes sp.)”.
Además, fueron abundantes
los caracoles marinos, especialmente los burgaos (Cittarium pica) y la especie
Purpura patula. Dijo que fueron notables las conchas de Strombus recuperadas en
las excavaciones.
López revela que
encontraron tres especies de perezosos extintas de las seis que se han
identificado en las Antillas, una de ellas el “Neocnus”.
“Teníamos el
perezoso gigante que tenía como dos metros y luego había otros que eran
chiquititos. Caminaban por tierra y no eran tan lentos como se piensa”,
dice.
Además, una especie de
mono, el “Atillothix Bernensis”, que
“ya no hay vivos en República Dominicana, pero sí hay en otras islas y
cuando llegaron los españoles todavía quedaban”.
Otras especies que
encontraron, pero que actualmente están en peligro, son el “Solenodon” y la “Jutía”.
¿Son
los primeros dominicanos?
“Los primeros habitantes de las Antillas son
también los primeros habitantes de lo que ahora conocemos como República
Dominicana… yo no sé hasta qué punto es correcto decir que eran los primeros
dominicanos, pues yo creo que sí fueron los primeros dominicanos. La historia
cambia un poco, pero a la vez se complementa”
Subraya que los
dominicanos deben asumir con orgullo este hallazgo arqueológico, ya que revela
una herencia ancestral sumamente valiosa y rica.
Según él, los primeros
habitantes de la isla, no solo lograron sobrevivir en ecosistemas desafiantes,
sino que también desarrollaron una compleja red de comercio, rituales
religiosos, y un profundo respeto por los miembros de su comunidad.
“Uno
se da cuenta del cariño con el que se entierra a los niños, del respeto con el
que se depositan los restos humanos de los mayores”,
destaca, enfatizando que estos antepasados no eran personas primitivas sin
cultura, sino individuos con orígenes “sumamente honorables, igualitos que
los orígenes que tienen los europeos, pero todavía más divertido”.
Hallazgos serán exhibidos
Los hallazgos se
encuentran en almacenes que tiene el equipo de investigación en Samaná, que han
sido alquilados y mantenidos para la continuación de los estudios.
Sin embargo, las piezas
ya han sido entregadas formalmente al Museo del Hombre Dominicano, ya que “todo el material que nosotros sacamos,
absolutamente todo, pertenece al Estado Dominicano y el
depositario es el Museo del Hombre Dominicano”, según López.
Próximamente, estos
valiosos hallazgos serán exhibidos en varios museos del país. Uno de los
lugares principales será el Museo del Hombre Dominicano, donde el historiador
Manuel García Arévalo, quien colabora con el equipo y forma parte de la
Fundación García Arévalo, está liderando la organización de la nueva
museografía del museo.
“El Estado ya ha
dado los fondos para hacerlo y están ya trabajando en eso, y ahí van a ir
algunas vitrinas con estos materiales”, explica.
Además, hacia finales de
año, se abrirá el Museo de la Casa del Cordón, que “allí
también se van a poner una parte de los materiales que hemos encontrado”.
López dice que este es
solo el inicio y la punta de lanza de las investigaciones que seguirán
realizando en la isla.
Por: Shaddais Eves
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