TIMOR ORIENTAL: El Papa llama a prevenir los abusos contra los niños
AFP: Dili, Timor
Oriental. - El papa Francisco urgió el lunes a los
dirigentes de Timor Oriental a prevenir "todo tipo de abuso" contra
los niños y adolescentes durante una visita a este país asiático de mayoría
católica que sufrió un sonado escándalo de pederastia dentro de la Iglesia.
El
pontífice, de 87 años, aterrizó a principios de la tarde en la capital
timorense, Dili, en la tercera escala de una gira de 12 días en la región
Asia-Pacífico, que lo llevó a Indonesia y Papúa Guinea, y concluirá el viernes
en Singapur.
En su primer discurso
ante los dirigentes del país, el jesuita argentino llamó a "actuar con
responsabilidad para prevenir todo tipo de abuso y garantizar un crecimiento
sereno a nuestros jóvenes", sin mencionar ningún caso concreto ni la
responsabilidad del Vaticano.
Entre los casos de
pederastia más sonados en ese país figura el del obispo Carlos Belo, ganador
del Nobel de la Paz en 1996 por su trabajo por la independencia, a quien el
Vaticano castigó en secreto en 2020 por acusaciones de que abusó sexualmente de
niños durante dos décadas.
El papa, que prometió
"tolerancia cero" con la pederastia, no pidió disculpas ni reconoció
el rol estructural de la Iglesia en estos abusos.
Su agenda oficial no
incluye por el momento ningún encuentro con víctimas.
- Acogida eufórica -
La visita de Francisco ha
despertado un gran fervor en este país, donde cerca del 98% de sus 1,3 millones
de habitantes son católicos.
El papa recibió flores y
una bufanda tradicional a su llegada al aeropuerto de Dili, cerrado a los
vuelos civiles desde hace tres días, donde fue acogido por una guardia de honor
y el presidente José Ramos-Horta.
Posteriormente Francisco
fue aclamado a lo largo de varios kilómetros por una multitud de fieles que se
alinearon en las calles agitando banderas con los colores blanco y amarillo del
Vaticano.
"Se me puso
la piel de gallina al ver su rostro (...) creo firmemente que su presencia trae
paz y esperanza", dijo a la AFP Magdalena Tagnipis,
que viajó desde Australia para ver al papa.
"El pueblo
timorense lo ha dado todo para acoger al papa (...) y creo que el papa lo ha
sentido", añadió esta filipina de 49 años, que se
declara "católica al 100%".
La pequeña ciudad costera
se sometió a una costosa remodelación antes de la visita papal y las
autoridades desalojaron a los vendedores ambulantes y a las personas sin hogar
de las zonas por las que debía pasar Francisco, lo que ha despertado críticas.
-
Pobreza y corrupción -
La historia del país más
joven del Sudeste Asiático, una democracia incipiente de 1.3 millones de
habitantes, estuvo marcada por siglos de colonización portuguesa, casi 25 años
de ocupación indonesia (diciembre 1975-octubre 1999) y un referéndum de independencia
respaldado por la ONU.
El país se independizó
formalmente en 2002, saliendo de una brutal ocupación indonesia que dejó más de
200,000 muertos.
"Demos
gracias al Señor porque, cuando tuvieron que atravesar un período tan dramático
de su historia, no perdieron la esperanza, y también porque, después de días
oscuros y difíciles, finalmente ha despuntado un amanecer de paz y
libertad", dijo el papa en su discurso.
Esta visita papal a Timor
Oriental -que vio llegar el catolicismo de la mano de misioneros en el siglo
XVI- es la primera desde su independencia en 2002, y el plato fuerte será una
gigantesca misa al aire libre el martes en la que se esperan 700,000 fieles, la
mitad de la población.
Timor Oriental es uno de
los países más pobres del mundo, muy dependiente de los ingresos del petróleo y
el gas, que según los expertos podrían agotarse en pocos años.
Muchos habitantes sufren
para llegar a fin de mes, como Silverio Tilman, un profesor de 58 años, que
montó un puesto callejero para vender artículos con la imagen del papa y
recaudó 600 dólares en dos días, más del doble del salario medio mensual.
Francisco podría abordar
cuestiones económicas o los problemas sociales a los que se enfrenta el país,
empezando por las violaciones de los derechos humanos.
Timor Oriental también
sufre una corrupción endémica, una grave violencia de género y el trabajo
infantil sigue siendo corriente.
Esta gira por Asia-Pacífico es la más larga y lejana desde la elección de Francisco en 2013 y supone un desafío físico para el papa, que ha tenido problemas de salud recurrentes en los últimos años.
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