HENRY KISSINGER: Kissinger dejó un siniestro legado en Latinoamérica
EFE: El
ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger deja un legado oscuro en Latinoamérica por su respaldo
a las dictaduras del Cono Sur y al llamado Plan Cóndor, así como su apoyo al golpe de Estado contra Salvador
Allende en Chile en 1973.
Documentos que han sido
desclasificados por EE.UU., así como sendas referencias de políticos e
historiadores latinoamericanos dan cuenta del rol determinante de Kissinger en la promoción de regímenes
dictatoriales en la región e, incluso, en planes contra movimientos de
izquierda que derivaron en violaciones a
los derechos humanos.
El expresidente de
Uruguay Julio María Sanguinetti (1985-1990
y 1995-2000) dijo ayer jueves que Kissinger fue "un extraño caso" de
un canciller pragmático siendo "un gran teórico e historiador".
"Le dio a Estados Unidos una política con luces y sombras, pero
algunas de las primeras muy relevantes como fue salir de Vietnam y abrir las
relaciones con China",
puntualizó.
Este año mientras Kissinger celebrara en mayo cien
años, los chilenos se preparaban para recordar en septiembre los 50 años del
golpe de Estado militar contra Salvador Allende.
FRASE POLÉMICA
En Chile se le recuerda por su polémica frase: "No veo por qué
tenemos que esperar y permitir que un país se vuelva comunista debido a la
irresponsabilidad de su propio pueblo", que dijo antes de que el
socialista Allende llegara a la Presidencia.
Según documentos
desclasificados en EE.UU. sobre el Gobierno de Richard
Nixon tras la victoria de Allende en noviembre de 1970, Kissinger remitió
un memorando en el que hizo un detallado análisis de la situación en Chile y lo
calificó como "uno de los desafíos más graves nunca encarados en este
continente".
Años después, Kissinger se reunió en 1976 con el
entonces dictador Augusto Pinochet en
Santiago de Chile, donde le agradeció por el "gran servicio a Occidente
con el derrocamiento de Allende".
Según archivos
desclasificados, Kissinger también influyó en el llamado "Plan Cóndor", un operativo
supuestamente coordinado desde EE.UU. para perseguir a los opositores de las
dictaduras del Cono Sur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y
Uruguay), entre 1970 y 1980.
En Argentina, Kissinger
es clave para entender el rol de EE.UU. en el golpe de Estado de 1976 y la
dictadura militar que continuó hasta 1983, según el historiador Leandro
Morgenfeld en una investigación para el Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (Conicet) y en el capítulo sobre el país suramericano
que escribió para el libro 'Only the good die young', sobre la figura del
estadounidense.
El ex secretario de
Estado estadounidense encabezó una política de “duplicidad” al proclamar
públicamente su preocupación por las violaciones de derechos humanos mientras
apoyaba en privado el terrorismo de Estado en Argentina, dándole cobertura
diplomática y política dentro del Departamento de Estado de EE.UU.
APOYO A LA GUERRA SUCIA
En dos reuniones entre Kissinger y el entonces ministro
de Relaciones Exteriores de Argentina, César Augusto Guzzetti, en
junio y septiembre de 1976, el estadounidense prometió su apoyo a la guerra
sucia del régimen.
La primera reunión fue en Chile, dos días después del encuentro
entre Kissinger y Pinochet, donde el entonces
secretario de Estado de EE.UU. elogió a Guzzetti por la lucha de Argentina
contra la subversión y el terrorismo.
"Somos conscientes de que se encuentra en un período difícil. Es un
momento curioso en el que las actividades políticas, criminales y terroristas
tienden a fusionarse sin una separación clara. Entendemos que debes establecer
autoridad", le dijo
Kissinger a Guzzetti.
En 1978, cuando aumentaban las críticas a las violaciones de derechos
humanos en Argentina, Kissinger asistió al Mundial de Fútbol
organizado en el país suramericano.
El estadounidense se unió al dictador Jorge Videla para visitar el
vestuario de los jugadores después de la escandalosa goleada de la selección
anfitriona a Perú. Argentina logró su primer título.
Para Morgenfeld, la presencia de Kissinger con Videla en la Copa
del Mundo fue "una señal de apoyo de alto perfil",
que estaba "inequívocamente" diseñada para contrarrestar la
presión de la entonces subsecretaria de Estado para los Derechos Humanos,
Patricia Derian.
Precisamente sobre el fútbol, Sanguinetti recordó que a Kissinger le
apasionaba este deporte y que en alguna ocasión le dijo que el balompié era
"una expresión cultural muy reveladora" del carácter de los pueblos.
La gestión de Kissinger coincidió con los Gobiernos en
México de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría (1970-1976),
mandatarios que fueron acusados de reprimir a los disidentes con el Ejército y
grupos paramilitares.
De acuerdo con documentos desclasificados por la Asociación de Archivos
de Seguridad Nacional y otros filtrados por WikiLeaks, Kissinger
expresó su admiración por el sistema del partido único mexicano, es decir, por
la entonces hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Los documentos muestran una relación cercana con Echeverría, con quien
se reunió varias veces en la residencia presidencial de Los Pinos, en Ciudad de
México.
MASACRE DE TLATELOLCO DE 1968
Por otro lado, aunque organizaciones de izquierda lo acusaron de estar
involucrado en la Masacre de Tlatelolco de 1968, en la que fuerzas estatales
asesinaron a cientos de estudiantes en Ciudad de México, los archivos exhiben
que Kissinger manifestó su preocupación por que el uso de equipo de
seguridad hecho en Estados Unidos podría animar el sentimiento
antiestadounidense en el país.
En cuanto a Cuba, Kissinger en un principio fue partidario de que ambos
países mejoraran las relaciones, pero luego de la llamada Operación Carlota, la intervención
militar cubana en los enfrentamientos por la independencia de Angola y
la posterior guerra civil, el estadounidense fue implacable como lo fue con los
políticos y grupos de izquierda en la región.
El diplomático más famoso del siglo XX, quien falleció este miércoles a
los 100 años en Connecticut (EE.UU.), se mantuvo activo hasta el final como
asesor político y frecuentemente opinaba sobre asuntos de actualidad como la
guerra en Ucrania o la inteligencia artificial.
Por: Redacción América.
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