PERSONAJE LATINO GDA: Javier Milei, la figura más disruptiva del 2023
GDA: Argentina. - Javier
Milei sabe que logró lo que parecía imposible: la Presidencia de la Nación.
Sabe que se convirtió en la figura más disruptiva y acaso más preponderante de
2023. Y sabe que ingresó en los libros de Historia. Pero, bilardista como es,
sabe también que los triunfos no se festejan hasta que el árbitro dé el pitazo
final. Como decía Carlos Salvador Bilardo, legendario técnico campeón del
mundo, sólo cuando termine el partido quedará claro si lo suyo es para celebrar
o para el oprobio.
El libertario vive por
estas horas una realidad muy distinta a la que padeció hace pocos años, cuando
debió optar si comía él o su perro. Su camino fue arduo. Lo poco que se sabe de
su infancia y adolescencia es áspero y doloroso. Padeció violencia física y
psicológica en su casa y bullying en el colegio Cardenal Copello de Villa
Devoto, contó más de una vez, abusos que lo llevaron a cortar todo vínculo con
sus “progenitores” durante años.
De aquellos primeros años
le quedaron un apodo y dos aficiones. “El loco”, lo llamaron en el colegio. Y
así lo conocían, también, en las inferiores de Chacarita, donde lo recuerdan
como un arquero impetuoso. Tiempos en que ostentaba una melena rubia con flequillo
al estilo Rod Stewart, aunque le iban más los Rolling Stones, a los que rendía
tributo con “Everest”, la banda con la que atisbó cierta fama de “rockstar”.
En la Universidad de
Belgrano estudió Economía y cosechó su primera experiencia laboral. Fue
pasante, seis meses, en el Banco Central (BCRA), aunque terminó mal, como debió
admitir en el debate previo al balotaje. Completó su primera maestría y sumó
otra en la Universidad Di Tella, mientras consolidaba su adhesión a las ideas
libertarias o al “anarcocapitalismo”.
Aquellas experiencias
iniciales lo mostraron muy lejos de un repudio a la “casta”. Asesoró al
legislador nacional Ricardo Bussi y fue el economista jefe de la Fundación
Acordar, el think tank que montó Guillermo Francos –hoy su ministro del
Interior- para proveerle ideas a la campaña presidencial del gobernador Daniel
Scioli. Del mismo modo que entre 2013 y 2015 se acercó al búnker de Sergio
Massa junto a Guillermo Nielsen y a su amigo, el economista Diego Giacomini. Y
trabajó para Eduardo Eurnekian en Aeropuertos Argentina 2000, donde conoció a
otro bastión de su gabinete: Nicolás Posse.
Fueron años duros para
Milei. Hacía malabares para llegar a fin de mes, recuerdan sus allegados,
mientras afrontaba muy serios problemas con la AFIP. Fueron tiempos en los que
contaba con un solo y gastado traje oscuro a rayas y llegó a pesar 120 kilos por
una opción de vida: comió pizzas durante mucho tiempo para comprarle mejor
comida a “Conan”, su perro.
Milei definió a ese mastín inglés como su “hijo”. Y confesó entre sus íntimos que Dios les tenía asignada una misión. Llegó a explicarles que él y “Conan” se conocieron hace 2000 años, en el Coliseo romano, como gladiador y león, pero que no llegaron a pelear. Porque “el Uno”, como alude a Dios, les comunicó que unirían fuerzas cuando llegara el momento. Y ese momento llegó. En la Argentina de 2023.
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En público evita ahondar
esa veta mística. Pero Milei está convencido de que “el Uno” le habla, aunque a
veces recurra a las dotes tarotistas de Karina para evaluar en quién puede
confiar, o a la veterinaria Celia Melamed para conversar con sus perros, algo
que no confirma ni desmiente. “Lo que yo haga puertas adentro de mi casa es
problema mío”, dijo al diario El País.
Católico de origen,
durante los últimos años Milei se inclinó hacia el judaísmo. Estudia la Torá
con el rabino Axel Shimon Wahnish como guía espiritual, el mismo rabino que
acaba de ser anunciado futuro embajador en Israel. Tiene a Moisés como su
“ídolo”, visitó la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson en su viaje a
Nueva York como Presidente electo, y su recorrido religioso explica sus
invocaciones retóricas a “las fuerzas del Cielo” y a los Macabeos, como
movimiento de liberación, en muchos de sus discursos.
Milei está convencido,
además, de que “el Uno” y él comparten la misma visión económica. Se basa en
las ideas del catedrático Jesús Huerta del Soto. “Dios es libertario”, pregona
el español desde YouTube, donde afirma que “el Estado es la encarnación del
Maligno, del demonio, la correa de transmisión del mal”.
Durante años, además,
Milei acudió a un psicólogo, todos los viernes por la tarde, aunque los
encuentros terminaron de manera abrupta. El profesional falleció durante la
pandemia. Luego acudió a otro terapeuta, pero abandonó las sesiones. “Ya
abordé los temas que me preocupaban”, les comunicó a sus íntimos. “Ya
estoy curado”.
En público, alude muy
poco a esa faceta de su vida, que el periodista Juan Luis González abordó en
“El loco”. Pero en mayo de 2022, por ejemplo, acusó a Rodríguez Larreta de
querer inmiscuirse en su “historia clínica”. “Una de las amenazas que recibo
es: o accedo a correrme de la política o cuenta qué psicofármacos tomo”.
Muerto “Conan”,
distanciado de Giacomini, roto el noviazgo con la cantante Daniela Mori, otrora
integrante del grupo “Las primas”, y previo a la irrupción de Fátima Florez en
su vida, Karina incrementó su ascendencia emocional sobre él. Pasó de vender tortas
decoradas a través de Instagram a evaluar “energías” y “constelaciones” de
aquellos que se acercan al libertario, trances y tarot mediante.
Para Milei y su hermana,
las arenas políticas les resultan desconocidas. Jamás militaron o siquiera
mostraron interés por la política, aunque el salto se dio por decantación.
Muchos vieron detrás a Eurnekián. Pero reducir su recorrido político al influjo
de un empresario también sería un error. Milei llenó un espacio que estaba
vacío tras dos décadas de frustraciones con el kirchnerismo y Juntos por el
Cambio.
¿Qué lo llevó a
dar el salto a la política? Milei repite que había llegado el
momento de encarar la “batalla cultural” contra la “casta”. Mal no le fue,
aunque en su camino a la Casa Rosada acumuló controversias. Por la expulsión
masiva de referentes y militantes de la primera hora, por denuncias de plagio
en sus libros, por vender las candidaturas en su espacio y hasta por cobrar
honorarios por reunirse con potenciales inversores.
Pero ganó. Milei logró
encarnar un sentimiento social de bronca y frustración con la dirigencia
tradicional de la Argentina que carecía de representación política. Y ahora le
toca lo más difícil: gobernar. Apenas diez después de asumir, afrontó el primer
desafío popular en las calles, con protestas de movimientos sociales que
reclaman contra el ajuste. El libertario, como Bilardo, es resultadista. Sabe
que la gestión lo es todo.
Por: Hugo Alconada Mon.
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