SOBERANÍA ALIMENTARIA: La ruina de la agropecuaria encuentra gran resistencia
En toda Europa, los
productores agropecuarios están realizando protestas masivas, con bloqueos de
autopistas con tractores, lanzamiento de desechos, discursos y una promesa
colectiva de no parar hasta derrotar las políticas estatales y unionistas que
están quebrando la agropecuaria.
Aquellas
políticas de quiebra de los productores guardan gran semejanza con las que en
el país practica el gobierno de Luis Abinader, aunque por motivos muy
distintos.
Por primera vez en muchos
años –para no decir en la historia–, son los granjeros (productores de
alimentos y criadores de ganado para leche, queso, derivados y carne) quienes
se pasan por delante de los sindicatos obreros, los ecologistas, los pacifistas
y otros sectores, para hacer una resistencia coordinada contra políticas
destructivas del aparato productivo.
Los equivalentes europeos
a los hacendados, pequeños y medianos productores del campo dominicano, no han
aceptado que los políticos que no producen nada más que engaños y entreguismo,
arruinen sus fuentes de ingresos.
La resistencia de los
productores agropecuarios de Francia, Alemania, Polonia, Irlanda, Rumanía,
Grecia, Lituania, España, Italia y otras naciones de la Unión Europea, ha sido
la respuesta a tres acciones combinadas: el Pacto Verde Europeo, las importaciones
masivas de alimentos de Ucrania y el fin de los subsidios al gasoil que utiliza
la ganadería y la agricultura.
Se trata de un coctel
perfecto para derrumbar la producción de alimentos y cría de ganado, provocando
desempleo masivo en un contexto de alta inflación e inseguridad en los
suministros, por factores diversos.
El
Pacto Verde
El Pacto Verde Europeo se
ha adoptado con el objetivo de disminuir las acciones que estimulan el cambio
climático, entre ellas, reducción del uso de agua para producir alimentos y
criar ganado, disminuir la emisión de nitrógeno, prohibición de pesticidas.
Visto desde la
perspectiva de la defensa del planeta, cualquiera puede pensar que la Unión
Europea y los Estados que la integran, están seriamente comprometidos con
impulsar prácticas productivas limpias. Nada más falso y manipulado.
La actividad agropecuaria
provoca daños al ambiente, como toda acción mecánica sobre la naturaleza, pero
no es, ni por asomo, el mayor contaminante de aguas dulces, mares, selvas,
lagos, aire y agresión sónica.
El primer contaminante es
el transporte, en todas sus modalidades, que emite el 27% de todo el dióxido de
carbono y el 40% de las emisiones de óxido nitroso que circulan por debajo de
la atmósfera.
Cierto. La ganadería es
tan contaminante como necesaria para proveer alimentos de alta calidad
proteica, porque libera el 13% de los gases de efecto invernadero y el 23% del
gas metano. Pero la Unión Europea quiere quebrar la agropecuaria en sus países
para importar alimentos de la periferia, supuestamente porque es contaminante,
pero se olvida del turismo, que golpea sin piedad el ambiente.
Está demostrado que donde
hay más turismo, se contamina en grande por el incremento del consumo
eléctrico, alimentación –con uso masivo de plásticos desechables que terminan
en ríos y mares, agua y detergentes–, transporte aéreo y el transporte
terrestre.
Que “el turismo deja
una huella de carbono significativa y contribuye a la degradación ambiental;
convierte áreas naturales y vírgenes en ocupadas y genera tasas crecientes de
contaminación”, es una conclusión común en la Unión Europea.
Pero nadie habla de
limitar el turismo para proteger el ambiente y menos en Europa.
Gasoil
sin subsidio
Otro golpe a la
producción de alimentos y cría de ganado es la eliminación del subsidio al
gasoil que se utiliza para movilizar la maquinaria agrícola, como parte de las
medidas adoptadas por la mayoría de los gobiernos europeos, que tienen una
seria contracción económica como resultado de su apoyo a la guerra de Ucrania,
las sanciones a Rusia y por el hecho de comprar combustibles más caros y desde
lugares más lejanos, que los que proveía el mercado ruso.
En algunos países, en
concreto en Alemania, los subsidios al gasoil para uso agrícola tienen más de
70 años, pero los gobiernos los suprimen para tener disponibilidad para donar
el dinero a la guerra que libra la OTAN contra Rusia, que ahora se circunscribe
al territorio de Ucrania, pero que en cualquier momento puede pasar a las
capitales europeas en forma más mortífera y aniquilante.
Además, quieren eliminar
la exención de impuestos para la compra de maquinarias para la producción
agropecuaria, una medida que haría imposible que los agricultores y ganaderos
puedan competir con alimentos y carnes importadas de países fuera de la Unión
Europea.
Lucha
resuelta
La respuesta de los
agricultores y ganaderos ha sido la movilización masiva en todo el continente,
especialmente en Alemania y Francia, las dos economías más grandes de la UE, y
los líderes de las organizaciones han prometido no parar su lucha hasta derrotar
esas políticas entreguistas y ruinosas de la producción nacional.
El
dinero para Ucrania
La subordinación
política, diplomática y militar de la Unión Europea a Estados Unidos está
llevando la economía de esas naciones al colapso y está multiplicando el
sufrimiento de la clases media, los trabajadores y los productores del campo,
que ven descender sus ingresos y su calidad de vida por recortes
presupuestarios, mientras sus gobiernos entregan generosamente miles de
millones de euros a Ucrania para que siga desangrando a una generación que se
estrella contra la maquinaria bélica rusa.
La Unión Europea,
alineada completamente a la política de “debilitar y derrotar a Rusia”, ha
comprometido 50,000 millones de euros en ayuda a Ucrania para continuar una
guerra claramente perdida y que constituye un disparo a la rodilla de la
economía de esa región.
Los impuestos de los
contribuyentes europeos van en masa a apoyar la guerra y se niegan a quienes
por décadas han producido los alimentos esenciales para toda la población.
Aprendan
dominicanos
La receta que aplica
ahora la Unión Europea es la misma que viene ejecutando el gobierno de
Abinader–PRM desde enero de 2021: quebrar a los productores y dar todo el
dinero estatal –y las exenciones– a comerciantes para que traigan alimentos del
exterior.
Esa política va
acompañada de la cancelación masiva de técnicos agropecuarios, por lo que en el
país ahora tenemos fiebre porcina africana, trips que arruina la producción de
habichuela y si faltara más, las copiosas lluvias destruyen cultivos a cielo abierto
y en invernaderos, el gobierno promete ayuda y los deja sin nada.
Los productores
agropecuarios dominicanos han soportado esos golpes sin protestar, con la sola
excepción de los productores de invernaderos de Rancho Arriba, que ante la
burla del gobierno al dejarlos abandonados en la tragedia, cortaron la
carretera y demandaron atención a sus reclamos.
Estoy consciente de que
la gente está guardando la revancha para expresarse en las urnas contra esas
políticas nefastas, pero es hora de que todos los agroproductores forjen una
gran unidad programática para movilizarse por sus intereses y los de los consumidores
que cada día compran los alimentos más caros.
Por: Felipe Ciprian.
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