CRISIS: La "libreta" rinde cada vez menos en Cuba
AP: La Habana, Cuba. - La
cubana María de los Ángeles Pozo recordó con una sonrisa cuando con su libreta
de abastecimiento conseguía de todo: desde pasteles de boda, hamburguesas,
pescado y chocolate a leche condensada, fósforos, cerveza, harina y hasta
cepillos de dientes.
Durante
60 años la libreta —un cuadernillo en el que cada mes se asientan las entregas—
fue el pilar de la alimentación en la isla y en algunos hogares se la guardaba
con recelo, forrada en plástico y fuera del alcance de los niños.
Este mecanismo de entrega
de alimentos y otros productos subsidiados para cada cubano sin distinción
atemperaba las diferencias económicas en la población y era un elemento clave
en el modelo socialista.
Pero las cosas han cambiado y en las últimas protestas la consigna de los manifestantes fue “corriente y comida” en alusión a los recurrentes apagones y al desabastecimiento de alimentos.
![Una persona bebe zumo en un bar cooperativo de zumos en La Habana, Cuba, el lunes 11 de marzo de 2024](https://listindiario.com/files/composite_image/files/fp/uploads/2024/03/24/660026c0c6a10.r_d.512-342-5332.jpeg)
La libreta —cuyos
componentes se retiran en las llamadas “bodegas” que son centros de
distribución estatales— ahora ofrece menos variedad de alimentos y en los
últimos meses hubo además atrasos en las entregas.
Esto sumado al
desabastecimiento en los otros mercados estatales y a la apertura de pequeños
comercios privados —en los cuales es posible encontrar diversidad, pero a
precios elevados— están dejando de manifiesto las desigualdades sociales.
“Todo viene por pedazo,
con retraso”, dijo a The Associated Press Pozo, una ex
auxiliar de escuela de 57 años que se retiró para cuidar a su hermana y su
padre inválidos.
“Esos alimentos
que siempre hemos tenido, ahora no”, se lamentó. “Me ha
golpeado mucho la situación. Estamos pasando muchas necesidades”.
En febrero para su núcleo familiar la mujer recibió —de manera intermitente— algunas libras de arroz, frijoles, azúcar blanca y oscura, sal, una botella de aceite, dos tubos de picadillo, un paquete de salchichas y dos de detergente. También un pan diario por persona.
Huevos, cigarrillos y pañales se ven a la venta a la entrada de una casa en La Habana, Cuba, el miércoles 13 de marzo de 2024/
En las primeras semanas
de marzo todavía no había llegado nada a la bodega.
“Esta crisis
alimentaria hay que verla en el contexto de una crisis económica que ya tiene
varios años. Si uno utiliza el Producto Interno Bruto como referencia comenzó
en el 2019”, dijo a AP el economista Ricardo Torres
del Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de American University en
Washington.
Instaurada oficialmente
en julio de 1963, la libreta llegó a ser la vía de entrega de ropa y calzado de
manera equitativa y era un orgullo del modelo socialista de la isla. Se
desconoce cuántas hay, pero se estiman casi cuatro millones de hogares y es probable
que haya más de una por vivienda.
Pozo mantiene su hogar
con unos 3,000 pesos cubanos (unos 10 dólares al cambio en el mercado informal
que usan mayoritariamente los cubanos), una cantidad que le hace imposible
comprar productos en las recién autorizadas tiendas privadas llamadas popularmente
“mipyme”.
En ellas un paquete de
pollo de cinco kilos cuesta 3,000 pesos cubanos mientras un sueldo estatal
puede alcanzar los 7,000 pesos cubanos (unos 23 dólares en el mercado
informal).
“Cuando voy a una
‘mipyme’ a comprar un kilo de hígado o de pollo, que es lo que más estamos
consumiendo, no me alcanza para pagar la luz o el agua”,
señaló Pozo.
La mujer no recibe
remesas de familiares que viven en el exterior, una de las fuentes de ingresos
que marcan la diferencia entre los que tienen y los que no. No hay cifras oficiales,
pero según cálculos de expertos más del 70% de los hogares cubanos recibe este
tipo de apoyo desde pequeños montos a cifras más importantes como para instalar
pequeños negocios.
“Hay dos problemas
que se están combinando, por un lado, ha disminuido de manera importante la
importación de alimentos y también las importaciones de insumos que se utilizan
en la agricultura (como), fertilizantes, plaguicidas”,
indicó el economista Torres.
Un reportaje publicado
por el periódico oficial Adelante de Camagüey, la principal zona ganadera del
país, reveló, por ejemplo, que de 81.3 millones de litros de leche pactados por
los productores para venderle al Estado y que abastecerían la libreta en 2023
sólo se entregaron 42.8 millones.
Los campesinos suelen
comentar que lo que les paga el gobierno no es suficiente para cubrir sus
gastos.
Las autoridades cubanas
reconocieron la falta de recursos financieros que les impiden importar
productos ya elaborados o insumos, un efecto combinado de la paralización
causada por la pandemia de COVID-19, de la que la isla no ha logrado reponerse,
y las sanciones de Estados Unidos que buscan asfixiar la economía para
presionar por un cambio de modelo político.
A esto se sumó una
reforma financiera y de unificación monetaria impuesta en 2021 que desató una
inflación que está licuando los salarios.
De acuerdo con cifras
oficiales —que no reflejan los precios en el mercado informal— la inflación
anual en 2021 fue de 77%, en 2022 de 39% y de 30% el año pasado, sumada a una
contracción del Producto Interno Bruto de 2% en 2023.
“La economía y la
sociedad en Cuba hoy es un poco diferente a la de hace 10 o 15 años. Hay gente
que está prosperando, es una minoría, y hoy se pueden ver tiendas privadas que
tienen todos los productos”, reconoció a AP el
vicecanciller Carlos Fernández de Cossío la semana pasada. “Sin embargo, el
gobierno continúa comprometido con proporcionar una cantidad equitativa para
todos”.
Entre una media decena de
personas con las cuales habló AP la mayoría lamentó la situación de la libreta
pero sobre todo se quejó de que los bajos salarios les impiden acceder a los
productos.
“El salario debe
subir”, señaló Hilmer Pagán, un custodio de 53 años que gana
2,600 pesos mensuales (casi nueve dólares). “Hay mucha inflación. Veo a
muchos viejitos vendiendo cigarros (que entregan las bodegas) para poder
subsistir”.
Para los expertos como el
exprofesor de Economía y actual empresario Óscar Fernández, la solución sería
desatar las trabas para que la economía se ponga en marcha.
“El Estado debería
concentrar todos sus esfuerzos en reactivar el sistema productivo nacional,
levantando todas las restricciones internas que impiden que los resultados
económicos sean mejores, cosa que es factible aún bajo las condiciones del
bloqueo (las sanciones de Estados Unidos)”, explicó a
AP.
“Autonomía para la
empresa estatal, incentivos reales para la inversión extranjera y fomento
verdadero de pymes (pequeñas y medianas empresas) privadas debería ser la
formula básica”, agregó.
Por: Andrea Rodríguez.
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