AFP publica reportaje sobre situación de los cañicultores haitianos en República Dominicana
AFP: Ilek
Santiago murió desamparado, sin una pensión o seguro médico. Tenía 73 años, 56
de ellos en República Dominicana, adonde llegó de Haití para trabajar la caña
de azúcar.
Es
un trabajo duro y mal pagado, que en su mayoría lo hacen indocumentados
haitianos.
La lucha de los cañeros
por una pensión lleva años, sin mayores avances. Estos trabajadores aportaron a
la seguridad social con la esperanza de un retiro digno.
Santiago murió por un
cáncer de próstata no tratado. "Solicitó la pensión en 2013 y nada, no
se le otorgó su pensión como a otros cañeros", dice a la AFP Jesús
Núñez, líder de la Unión de Trabajadores Cañeros (UTC), de la que Santiago era
miembro. "Hubiese durado algo más", pero "no tenía
seguro de salud".
La UCT ha organizado por
años protestas para exigir el pago de pensiones a más de 1.600 trabajadores de
la caña.
Santiago era líder de la
UCT en 14 bateyes, precarios asentamientos, en su mayoría sin electricidad ni
agua potable.
Es sábado y sus
familiares se reunieron para un rezo a dos semanas de su fallecimiento.
Dos manteles blancos
fueron colgados como cortinas y entrelazados con nudos en una diminuta sala,
dejando entrever las láminas de zinc y de cartón que conforman las paredes y el
techo de la casita con piso de tierra donde murió Santiago en Bayaguana (Monte
Plata, este).
Dos fotografías suyas
están sobre una mesa plástica donde improvisaron un modesto altar: "Tus
familiares y amigos nunca te olvidaremos", "Descansa en
paz", son algunas de las frases que acompañan las imágenes donde
aparece sonriente.
Entre los sollozos de
hijos y nietos de Santiago, que llegó a República Dominicana en 1969, con 17
años, un pastor evangélico conduce oraciones en su casa.
"Sin cañeros
no hay azúcar", se lee en la gorra que lucen algunos
integrantes de la UTC, que llamaron a una protesta en junio hasta el Palacio
Nacional, sede del gobierno, en reclamo a sus derechos laborales.
Varios lucen camisetas
blancas con el rostro de Santiago.
- "Pasando
miseria" -
La caña es un rubro
tradicional en República Dominicana, en el que la mano de obra es mayormente
conformada por haitianos o sus descendientes, una situación que se remonta a la
época del dictador Rafael Trujillo (1930-1961), que impulsó la búsqueda de trabajadores
en el país vecino.
Y a medida que se
complicaba la vida en Haití, los obreros decidían quedarse en Dominicana.
Estos jornaleros pasan
años trabajando unas 70 horas semanales por un pago de 10 dólares diarios en el
mejor de los casos.
El gobierno del
presidente Luis Abinader, reelecto para un segundo mandato el 19 de mayo,
prometió "justicia" al llegar al poder en 2020, pero "no
cumplió", lamenta Núñez.
Las autoridades no
respondieron a un pedido de la AFP por una cifra oficial de cañicultores
pensionados, que según la UCT, va por 3.700.
Pero Telmi Confidente por
ejemplo dejó de percibirla en 2014 sin explicación.
"Estoy
pasando miseria", dijo este hombre que llegó al país
en 1969 y hoy está incapacitado para volver a los cañaverales.
Abinader ha sido popular
por su postura de mano dura con los haitianos, cerrando la migración y enfocado
en aumentar las redadas y deportaciones (250.000 en 2023). También levantó un
muro en la frontera.
- "Nunca me
dieron nada" -
Cuando comenzaron a
llegar los trabajadores de la caña, hace casi un siglo, eran registrados en un
libro distinto del oficial. Recibían una "ficha", que no era más que
un comprobante de empleo. Ni visa ni residencia.
Esa ficha, dice Núñez, es
suficiente para hacer el trámite. "Ahora no se permite",
lamenta Núñez.
La regularización de
estos migrantes y su descendencia es cada vez más cuesta arriba. Un fallo
judicial en 2013 le arrebató la nacionalidad a unos 250.000 dominicanos de
padres extranjeros, la mayoría de Haití, nacidos entre 1929 y 2010.
Luis Nazareth, un colega
de Santiago, extravió su cédula y cuando solicitó una nueva le dieron un
"recibo". "Nunca quisieron dármela otra vez, y ya tengo 12
años desde que solicité mi pensión, nunca me dieron nada", lamenta.
La explotación en los
campos de caña aporta un 2% del PIB dominicano, aunque Estados Unidos, su
principal socio comercial, ha restringido importaciones por denuncias de
trabajo forzoso e infantil.
A espera de una pensión, Confidente depende de sus hijos. "Si no ya habría caído muerto hace tiempo".
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