ESPECIAL GDA: BANDAS CRIMINALES ORGANIZADAS Homicidios, drogas, armas o extorsiones: Los males criminales que afectan a América Latina
GDA: Perú. - La
criminalidad organizada tiene prácticamente secuestrada a gran parte de América
Latina. Grupos delincuenciales dedicados al narcotráfico, trata de personas con
fines de explotación sexual, extorsiones, lavado de dinero, entre otros
delitos, han ganado mayor hegemonía territorial en países como Perú, Venezuela,
Brasil, Chile y otros cinco países, en las últimas dos décadas, a través de
acciones violentas.
Con el propósito de
comprender a detalle el desafío que enfrenta la región, El Comercio reunió
datos recabados por medios pertenecientes al Grupo de Diarios de América (GDA)
en Venezuela, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Uruguay, México
y Perú.
Una
amenaza regional
Si bien cada país vive un
contexto diferente respecto a la inseguridad ciudadana, existen similitudes
entre todos: los altos índices de violencia, la existencia de facciones de las
organizaciones criminales más grandes para que puedan seguir expandiéndose, la
captación de menores de edad para evadir a la justicia, la disputa de bandas
para el control territorial, los secuestros, las extorsiones, el narcotráfico,
y el lavado de activos para el libre movimiento del dinero generado a través de
los diversos delitos que se cometen.
Información proporcionada
por el diario O Globo de Brasil señala que los dos mayores grupos criminales de
ese país –el Comando Vermelho (CV) y el Primeiro Comando da Capital (PCC)–
disputan el monopolio del mercado interno de venta de drogas ilícitas y las
rutas del mercado internacional de venta de drogas. Para que estos grupos
sobrevivan, han encontrado la fórmula correcta a través del tráfico de drogas,
armas, extorsiones, homicidios, robos y lavado de dinero.
Si bien en octubre de
2023 se anunció la creación del Programa Nacional de Enfrentamiento a las
Organizaciones Criminales (Enfoc), que invertirá 900 millones de reales hasta
2026, expertos consultados por O Globo argumentan que el gobierno federal aún
no ha asumido un papel protagónico en el campo de la seguridad pública. Hasta
ahora la respuesta contra el crimen organizado ha sido militarizada y ha
generado que el país lidere el ránking regional de muertes causadas por la
policía: en 2023, hubo 6.296 muertes en operaciones policiales en todo el país.
Estas organizaciones se
podrían considerar megabandas y en esa misma línea delictiva está el Tren de
Aragua, una red criminal que ha sabido expandir sus tentáculos en casi toda
América Latina a través de crímenes violentos como el sicariato, homicidios dolosos
y otras acciones.
Como recuerda El Nacional
de Venezuela, este grupo criminal nació de un sindicato relacionado con un
proyecto ferroviario fallido y tras la cancelación del proyecto, algunos
miembros se involucraron en actividades criminales, incluyendo la extorsión.
Una investigación de la
periodista venezolana Ronna Rísquez explica que el Tren de Aragua amplió sus
fuentes de ingresos a través de un portafolio de al menos 20 delitos, que
incluyen extorsión, secuestro, robo, estafa, minería ilegal del oro y contrabando
de chatarra, así como homicidios y sicariatos, narcotráfico y lavado de dinero,
trata de personas, tráfico de migrantes y la venta de armas a otros grupos
criminales de la región.
Según el portal
Transparencia Venezuela, las denominadas “zonas de paz” ejecutadas por el
régimen de Nicolás Maduro en 2013, “resultaron ser un factor determinante,
ya que les dio un reconocimiento, una especie de legitimación oficial y,
además, les otorgó un territorio sin presencia policial para consolidar la
actividad delictiva”.
En este caso, las
iniciativas del régimen para combatir la delincuencia, como la “Operación
Liberación del Pueblo” (OLP) han sido denunciadas por servir “para proteger
intereses de funcionarios del Gobierno y materializar venganzas personales”, según
la ONG Connectas. “Con la OLP se cometieron 44 masacres y violaciones
sistemáticas de derechos humanos”, agregó la organización.
El Tren de Aragua llegó a
Bogotá en el año 2016 y hoy forma parte de las más de 50 bandas criminales
dedicadas a la extorsión en la capital colombiana, según el último informe de
la Fundación Paz y Reconciliación (Pares). Desde entonces, la organización criminal
venezolana ha escalado territorio en Colombia a través de la violencia y la
extorsión. Durante este período, la banda venezolana hizo estallar a las
organizaciones criminales del país desde adentro a través de un ciclo de
traiciones que terminó con la desaparición de organizaciones bogotanas como
‘los Camilos’.
Según narró un agente de
inteligencia a El Tiempo, el Tren de Aragua inicialmente se ubicó en la
frontera del país, pero luego detectaron una buena oportunidad para traficar y
establecer alianzas en Colombia, por ejemplo, con el ELN. No obstante, fueron combatidos
y desplazados. Es allí cuando se movilizan a varias ciudades donde no solo se
han dedicado principalmente al tráfico de estupefacientes a mejor y gran
escala.
Las bandas criminales en
Bogotá también se han involucrado con otras acciones delictivas como el control
del negocio de la prostitución, la compra y venta de armas de fuego, la venta
ilegal de terrenos para la construcción de viviendas ilegales, la compra y
venta de celulares y autopartes robadas y los hurtos a personas, los homicidios
y la extorsión a grupos vulnerables de la ciudad como trabajadoras sexuales,
bicitaxistas, comerciantes, peluquerías y pequeños restaurantes de barrio.
Según los datos de la Secretaría de Seguridad, para el 2023 el número de casos
de extorsión ascendía a los 1.730. Solo en el primer trimestre de este año el
delito creció 74 por ciento con 518 reportes.
Una
preocupante expansión
Hacia el sur, la
situación es similar. En Chile, el Tren de Aragua también ha penetrado parte
del territorio e inició operaciones en la frontera norte del país a través de
homicidios, secuestros, trata de personas, tráfico de drogas, armas y lavado de
dinero.
Información recabada por
el diario El Mercurio en ese país señala que Los Gallegos -un subgrupo
inicialmente asociado al Tren de Aragua- ya operaba en Arica, al menos, desde
comienzos de 2022. Actualmente, cerca de 40 integrantes de este clan están
siendo enjuiciados por homicidios, secuestros, trata de personas, entre otros
delitos.
Además del Tren de
Aragua, las autoridades chilenas han identificado el accionar de bandas
provenientes de Perú, como Los Pulpos; y de Colombia, como los Espartanos. Por
otro lado, la Fiscalía local ha detectado a algunas personas relacionadas con
el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación. También se está
investigando la presunta presencia de delincuentes vinculados con la
organización criminal brasileña Primer Comando de la Capital (PCC).
Algunas organizaciones
implantadas en Chile, como el Tren de Aragua, Los Pulpos y el Primer Comando de
la Capital (PCC), también cuentan con presencia en el Perú. Los tres están
involucrados en economías ilegales, extorsiones, sicariato, entre otros delitos.
El caso de la megabanda internacional de origen venezolano, es aún más especial
y preocupante porque cuenta con apenas cuatro años de operaciones en el país
andino; sin embargo, en ese trayecto ha logrado controlar las extorsiones en al
menos 10 regiones, según fuentes de El Comercio.
Aunque inicialmente se
dedicaron a la trata de personas con fines de explotación sexual y el tráfico
ilícito de migrantes, el Tren de Aragua también expandió sus tentáculos hacía
los préstamos ‘gota a gota’, que se caracterizan por tener altos intereses que
se vuelven impagables, también al sicariato, robo al paso violento, tráfico de
armas y hasta la minería ilegal.
Su actividad en el Perú
inició en el año 2020, luego de que llegaron con una facción llamada ‘Los
Gallegos’ para tomar el control de las zonas de explotación sexual en Lima, la
capital. En 2022, la Fiscalía y la Policía ejecutaron un duro golpe para dicha
facción, logrando desmantelar y encarcelar a los principales cabecillas. Para
ese entonces se calculó que generaban ganancias de hasta 4 millones de soles.
Informes del diario El
Comercio señalan que Los Gallegos se han separado formalmente del Tren de
Aragua y cuentan con una organización muy diferente a la inicial, puesto que
también han incursionado en el lavado de activos y narcotráfico, generando
ganancias de S/15 millones. Otros grupos criminales como La Nueva Jauría, Los
Hijos de Dios, entre otras locales, también operan a través de la extorsión
usualmente en sectores de las regiones donde la informalidad abunda.
El producto de ello son
casos de sicariato casi a diario, asesinatos violentos, robos al paso,
atentados extorsivos, detonación de explosivos en colegios, entre otras
situaciones que han colocado al Perú en su peor crisis de inseguridad ciudadana
de los últimos 10 años.
En Argentina, la crisis delincuencial no solo azota a la capital. En Rosario, 300 kilómetros al norte de Buenos Aires, la extorsión se ha convertido en cosa de todos los días y en este caso se trata de mafias locales: desde hace más de 20 años, la banda Los Monos y el clan Alvarado han tomado el control de las actividades delictivas de la ciudad. Desde 2014 hasta la fecha el gobierno nacional envió en diez oportunidades fuerzas federales para combatir el narcotráfico y el incremento de la violencia, sin mayor éxito, informa La Nación.
Lima, 8 de agosto del 2022. La Policía interviene discoteca "la cabaña" donde se llevaba a cabo una fiesta venezolana en la que se intervinieron a más de 150 personas en el distrito de San Juan de Lurigancho. En el lugar se encontraron diversas drogas y armas de fuego./
El narcotráfico también
domina en Uruguay. El diario El País cuenta cómo es que varias organizaciones
criminales colombianas, bolivianas, paraguayas y mexicanas están injertadas en
el territorio que es uno de los preferidos por los carteles internacionales
para realizar envíos de cargamentos hacia Europa vía marítima.
El trabajo lo realizan a
través de “personeros” o representantes que se encargan de supervisar el
traslado y embarque de la cocaína hacía el continente mencionado o África.
Investigaciones de las que da cuenta El País, señalan que con anterioridad los
narcotraficantes pagaban con dinero a los uruguayos que realizaban los trabajos
descritos; sin embargo, ahora entregan cocaína a cambio, situación que ha
generado conflictos y hasta homicidios.
Las extorsiones a través
de los falsos préstamos en la modalidad del ‘gota a gota’ (presente en 14 de
los 19 departamentos del país) también han ocupado buen espacio en el país en
manos de criminales colombianos, cubanos y venezolanos. Asimismo, en las cárceles
también funcionan las extorsiones calificadas como “peajes” cuando la familia
paga pequeños montos para que no maten o lesionen a sus parientes encarcelados.
Cárteles
y pandillas
El panorama de las
actividades extorsivas también se repite en México, país donde se estima la
existencia de más de 80 grupos y 16 bandas delictivas que tienen como la
extorsión a su principal fuente de financiamiento, generando más de 36.000
millones de pesos mexicanos anualmente, informa El Universal.
Los grupos criminales han
ganado hegemonía a través de enfrentamientos armados, generando terror y
controlando varios territorios. Algunos como el Cártel de Jalisco Nueva
Generación expanden sus redes vendiendo su nombre a células locales, es decir,
a través de facciones.
“Grupos como la “Familia
Michoacana”, “Cártel Independiente de Acapulco”, “Los Ardillos”, “Los Rojos”,
en Guerrero; “Los Viagras” y el Cártel Jalisco Nueva Generación, en Michoacán;
Santa Rosa de Lima, en Guanajuato; Cártel del Noreste y Cártel del Golfo, en
Tamaulipas; “Los Rojos” en Morelos; “Cártel de Sinaloa”, en Sinaloa, están
colapsando las economías locales y los ciclos de producción agrícola con el
cobro de cuota a productores, ganaderos, comerciantes, empresarios,
transportistas, presidentes municipales y hasta a beneficiarios de programas
sociales.
En El Salvador, las
pandillas como Mara Salvatrucha (MS-13) y el Barrio 18, que se dividió en dos
facciones: Sureños y Revolucionarios, son las más numerosas y las que se han
dividido para ejercer el control en todo el país. Iniciaron con delitos comunes
como los robos, pero luego se enfocaron en la extorsión como principal fuente
de financiamiento. Lograron imponer en diversos sectores como en transporte,
comercios y agricultores.
La Prensa Gráfica
recuerda que esas pandillas nacieron en los Estados Unidos y sus miembros
llegaron deportados de ese país después del fin del conflicto armado en El
Salvador en 1992, encontrando un Estado débil, con una población desempleada y
con mucha exclusión. Los pandilleros llegaron al país con una organización más
sólida que las de las bandas criminales locales aprendida en las calles
estadounidenses, logrando la hegemonía.
La respuesta más reciente
a estas bandas criminales vino de parte del presidente, ahora reelecto, Nayib
Bukele. En su primer mandato instauró una política de mano dura a la que llegó
tras hacer un pacto con las pandillas, tomar el control de la Corte Suprema e
imponer un régimen de excepción que lleva dos años. ¿El Balance? Más de 100 mil
encarcelados que incluyen familiares de los pandilleros y varios inocentes, lo
que ha traído críticas de organizaciones como Amnistía Internacional y Human
Rights Watch
El narcotráfico también
cuenta con un gran espacio operativo en Costa Rica. Al menos 340 bandas
ejecutan sus acciones criminales en el país, según recoge La Nación en
declaraciones del ministro de Seguridad, Mario Zamora. Estas combinan el
narcotráfico con los homicidios y el lavado de dinero. También existen grupos
dedicados al robo de viviendas o vehículos, aunque a menor escala. Esto ha
provocado que el 38% de los costarricenses considere a la inseguridad como el
principal problema del país, según las encuestas del Centro de Investigación y
Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica.
En la actualidad, se
presume que no existe un grupo hegemónico en el país, pero algunas
organizaciones fuertes están distribuidas por regiones. Se sospecha que en el
Caribe, uno de los grupos más poderosos es liderado por Alejandro Arias Monge,
alias Diablo. El grupo se dedica al narcotráfico, legitimación de capitales e
incluso, en el pasado, al robo de ganado. Se presume que están detrás de ventas
clandestinas de lotería, para lavar dinero.
Finalmente, un reciente
reporte de la Global Initiative Against Transnational Organized Crime, titulado
“La extorsión en Costa Rica”, explica que aunque este delito no está tan
presente en el país como
en otras naciones centroamericanas, las denuncias por extorsión han ido en
aumento.
Bandas
criminales
El
futuro en juego
Por: Abby Ardiles
No hay comentarios